Hoy día todo provoca cáncer. Al menos es nos dicen. ¿Por qué? No sabría decirles... Pero la realidad es otra.
Uno de los grandes problemas alimentarios al que nos enfrentamos es la carencia de los nutrientes necesarios en nuestros alimentos. Podemos creer que estamos alimentándonos de manera adecuada, pero no es así.
Todo aquello que consumimos, pasa varios días en almacenes, bodegas, tiendas, etcétera, antes de llegar a nosotros. Durante ese periodo, va perdiendo sus nutrientes y, al llegar a nosotros, ya sólo tiene una parte de ellos. Para cosechar, se usan grandes cantidades de pesticidas y demás químicos. Los productos enlatados, los tienen también para que se conserven. Eso no sólo elimina poco a poco los nutrientes, sino que también nos afecta.
Estudios dicen que si comiéramos las vitaminas y minerales necesarios, evitaríamos en gran medida la mayor parte de las enfermedades, incluyendo distintos tipos de cáncer.
¿Cuánto es suficiente? Esto depende de cada persona, de sus distintas actividades cotidianas, de la posibilidad de metabolizar los nutrientes, en fin.
Actualmente, se está desarrollando una nueva área dentro del campo de la farmacogenómica, la nutrigenómica. ¿De qué se trata? Principalmente, de poder tratar, no sólo a pacientes, sino también a poblaciones sanas, con el fin de evitar enfermedades y mejorar su calidad de vida.
Suena interesante, ¿no? Pero hay un problemita. Aún no hay métodos que nos ayuden a saber exactamente qué cantidades de cada nutriente tenemos.
Aunado a la nutrigenómica, el desarrollo de transgénicos con las características y cantidades óptimas de nutrientes, podríamos evitar muchas enfermedades que hoy se han vuelto sumamente comunes.